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Sus placas solares iluminan el desierto

La empresa zamorana de material eléctrico Armeza surgió en la crisis de los años 90 y ha logrado superar con solvencia la pasada. Ahora busca fuera de las fronteras españolas su expansión. Sus productos ya generan electricidad en lugares como Atacama, en Chile.

La crisis azotaba España de forma inmisericorde en 1993, las empresas cerraban por docenas y la recesión pintaba un panorama muy negro para todos los españoles. Ligado desde siempre al sector de la electricidad, José Antonio Requejo, por aquel entonces un trabajador de una multinacional del ramo, se quedaba en el paro en una provincia como Zamora, un lugar que nunca ha sido, precisamente, un paraíso para los emprendedores.

Se trataba entonces de arriesgar y montar una empresa de material eléctrico o buscar un trabajo por cuenta ajena. Y arriesgó. Requejo montó Armeza, dedicada a la distribución y venta de material eléctrico y de iluminación, y puso a sus hijos a trabajar en la empresa.

Todos tuvieron que arrimar el hombro para sacar adelante una aventura empresarial que por entonces se apoyaba sólo en la profesionalidad del patriarca de la familia y en los clientes fieles que huérfanos tras el cierre de la multinacional decidieron seguir apostando por Requejo.

Hoy José Antonio Requejo disfruta de la jubilación mientras se dedica a su otra gran pasión, la política, desde el cargo de coordinador provincial de Ciudadanos, formación de la que es principal impulsor en la provincia y a la que dedica en estos tiempos buena parte de su tiempo.

El relevó lo tomó ya hace años su hijo, Francisco Requejo, perfecto conocedor del negocio. No en vano, en 1993 tuvo que dejar sus estudios de ingeniería para ponerse a trabajar a las órdenes de su padre. «Era toda una aventura, en la que toda la familia se dejó la piel trabajando de sol a sol», recuerda Francisco Requejo.

Pronto se vio que Armeza era no sólo viable sino un negocio con visos de tener un espléndido futuro. Los clientes seguían confiando en el apellido Requejo y gracias a esa confianza, Armeza se extendió en apenas tres años a Benavente; en cuatro inauguró una nueva instalación en el polígono industrial de La Hiniesta; en el año 1997 se estableció en Salamanca y en 2003 en Ciudad Rodrigo.

Con una facturación anual que ronda los seis millones de euros, Armeza está presente en buena parte de Castilla y León y ha hecho ya sus pinitos en el mercado internacional. El sello de la empresa zamorana está en lugares tan lejanos como Tánger o Chile. «Nos hace mucha ilusión pensar que una instalación de placas solares con nuestro sello produce electricidad en un lugar como el desierto de Atacama», señala Requejo.

Aunque José Antonio Requejo está jubilado y las riendas de la empresa están ahora en manos de su hijo, Armeza sigue siendo un ejemplo de empresa familiar. Raquel Requejo lleva la administración de la sociedad y Marta Requejo se encarga de la gestión de compras. «Esta empresa se fundó como una empresa familiar, y eso sigue siendo», señala Francisco Requejo, para quien la supervivencia de la empresa se debe en gran medida a esta misma circunstancia.

«La crisis se llevó por delante a la mayor parte de las empresas del sector y en Armeza podemos sentirnos orgullosos de haber superado lo peor de la última recesión gracias al trabajo de la familia y de nuestros trabajadores, que también son parte de la familia, como lo demuestra el hecho de que en estos años no hemos despedido a nadie y seguimos siendo los mismos».

De vender material eléctrico, Armeza tuvo que ampliar sus horizontes para superar la crisis. Sus instalaciones de energía solar, fotovoltaica o biomasa han permitido a la empresa esquivar la dramática crisis del ladrillo.

Aunque ha recuperado la senda del crecimiento, después de superar años en los que la facturación decrecía a un ritmo del 25%, lo cierto es que Francisco Requejo asegura no ver la recuperación por ningún lado. «Pese a lo que nos dicen a diario, las pequeñas empresas no estamos percibiendo una mejora de la economía.

En Castilla y León se ve que tímidamente las cosas empiezan a ir un poco mejor, pero hay lugares como Zamora donde la crisis sigue instalada con fuerza».

Francisco Requejo no duda a la hora de reclamar más ayudas para emprendedores y pequeñas empresas por su importancia a la hora de mantener población y reactivar la economía en provincias como Zamora.

«Es vital que lleguen ayudas, pero reales, no medidas meramente publicitarias», dice el actual gerente de Armeza. «La recuperación del empleo depende en gran medida de que las pequeñas empresas puedan sobrevivir a la crisis, y para eso hacen falta políticas económicas que permitan a los pequeños empresarios no solo arrancar sino también mantenerse, que es lo verdaderamente difícil», concluye.

Noticia recogida en el diario Diario de Valladolid. Pulsar para ver toda la información